Sigue un mar de fondo de largo periodo. Pero hoy la altura de ola era menor. Además, el viento amainó.


Así las cosas, bajé a una puesta muy adecuada bajo estas condiciones. Es un saliente inclinado, una "huelga" que cae al nordeste. 


Hacía unas semanas que no bajaba, por imperativo de unas flacas condiciones. Descendí sin problemas y me dispuse a montar la caña.


Otro pescador ya estaba echando una varada, en una posición alejada. Nos saludamos desde esa distancia, y agradezco aquí el gesto amistoso de ese compañero de afición.


Empleé una boya de largo alcance. Tenía claro que ese peñasco, en su frente oeste siempre da pasto a excelentes ejemplares.


Apenas el aparejo comenzó a trabajar y ya tuve una picada franca. Templé y puse en mi mano un estupendo sargo.  


No macizé, preferí estar un rato probando suerte en una echada que conozco como mi casa.


Avanzó la marea y comprobé que a las pies del cantil podía dar unos lances.  Entre dos fuertes corrientes, un punto estable en el cual el aparejo trabajaba de maravilla me dio una sesión pletórica de lances.


A medida que pasan los días, aunque estamos sometidos a este aburrido tiempo del este, cada vez los sargos son más grandes y se entregan mejor.


Una temporada repleta de apasionantes jornadas gracias a la generosidad de un mar que reconoce la pasión y entrega.


Ya estoy cavilando en otra partida. Todas son cortas, pero sumamente intensas y emocionantes.


Un saludo y buenas mareas, compañeros míos.





Pregunta: mirad esta foto. ¿ dónde echaríais?





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