Sin demasiadas esperanzas, lancé al piélago infernal la última botella de ron. No desesperé, no,  pues ya daba por extinguidos mis postreros instantes en este aterrador peñasco herido por la galerna. Al fin, algún hombre de mar recogió el papiro carcomido que dentro iba y que en un casi irreconocible mensaje cantaba, como haría un viejo corsario borracho, las coordenadas de tan inóspito paraje en que me hallaba perdido.







Comentarios

  1. Y estás seguro que querías ser encontrado? jeje

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tengo respuesta preparada, je,je. Pero sois bienvenidos. Saludos.

      Eliminar
  2. Sigues siendo el mismo Carlos de siempre.
    Que alegria verte siendo tu mismo y siendo feliz.

    ResponderEliminar
  3. Este aroma a salitre y a tasca llena de camaraderia y buenas historias y mejor compañia, hace esta noche un poco menos fria.

    ResponderEliminar
  4. Avanti con el blog!
    Gracias por volver.

    ResponderEliminar
  5. Siempre es bueno tener a mano botella, papel y lápiz, por si fuera menester enviar un mensaje de auxilio. Lo malo es que , en ocasiones, aún disponiendo de esos elementos salvadores, no se es consciente de que se precisa solicitar ese auxilio . Y esa es la más terrible de las tesituras...necesitar desesperadamente ayuda, y no ser consciente de ello, o, peor aún, tener un ego tan desmedido, que te imposibilite el solicitarla.
    Saludos cordiales, Carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Saludos y si acaso nos centramos en la pesca, sin descartsr un enfoque romántico al que soy tan dado. Saludos, Justo.

      Eliminar
  6. Que no falte ese toque tan tuyo Maestro!

    ResponderEliminar
  7. Necesitamos mas romanticismo y refelexion en este mundo que corre tan rapido.
    Se agradecen estas cosas de cuando en vez.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, un poco de calma que todo pasa a demasiada velocidad. Aquí llevaremos un reloj de cuco y un aroma a madera vieja.

      Eliminar
  8. "A lo que llamamos comúnmente desesperación, es solo nuestra dolorosa necesidad de esperanza". Tan animado estaba el corsario al vaciar el liquido espirituoso que entonó la canción que había conocido en su juventud ....¡ Quince hombres sobre el pecho del muerto, ron, ron ,ron y una botella de ron ¡ Bebe y el diablo había hecho el resto, ron, ron, ron y una botella de ron!
    Un Saludo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Hola, estás invitado a comentar, pero no se publicará contenido inapropiado.

Entradas populares de este blog