Cuando están de comer ...

... comen

Ayer lunes, hastiados ya de la falta de lubina en las cercanías de A Coruña, Rober, Jaime y servidor, acordamos madrugar y hacer una excursión a una playa, a hora y media de coche.

Tras alguna peripecia menor, como el cambio accidental de hora de un despertador, llegamos a la arena aproximadamente a las 7:30, con el siguiente panorama:
A un lado, algazo y aguas paradas.
Al otro, 1.5 km de rompiente con algas aisladas.

Rober y yo, vestidos con vadeador, decidimos entrar al agua y lanzar minnows a la rompiente.
En hora y media sacamos 5 pequeñas lubinas, entre 1 y 1.5 kg, que volvieron al agua, con leves magulladuras en la boca.

Mientras, Jaime, que se había levantado vago, no se pone el vadeador y lanza unos paseantes más allá del algazo de la orilla.
Antes de marchar a la rompiente, le vemos hacer señas y atisbamos alguna subida a superficie.
Al volver a su lado, a las 9 de la mañana, está gesticulando alegremente aludiendo a la cantidad de pescado que ha cogido, así que montamos unos paseantes y le hacemos la competencia desde enfrente.

Primer lance primera lubina, segundo lance segunda lubina.
Estaban como locas, había un banco hambriento detras del algazo, atacando con saña a casi cualquier tipo de señuelo.
Si fallaban, repetían una, dos, tres veces seguidas
Todas venían prendidas por la boca o con el señuelo dentro.

Al final, hasta las 10.30, cogimos entre 35 y 40 pequeñas lubinas, todas de tamaño similar (el legal y poco más) que devolvimos al agua, excepto 7 que no hubo manera de salvar porque tragaron completamente el señuelo.

Lo siento, no hay fotos, las íbamos echando al agua según picaban, no solemos llevar cámara y los móviles estaban bajo el vadeador.

Al volver al coche, nos quedó la incertidumbre de lo que hubiese podido pasar si llegamos a la playa de noche, antes de amanecer.
Jaime dijo que lanzando lejos tuvo 2 grandes picadas que acabaron soltando.
Quien sabe, al menos tuvimos un rato intenso, de los que, desgraciadamente, quedan cada vez menos.

Después, por la noche, volvimos a intentarlo Carlos y yo, en los alrededores de Coruña.
Mar perfecto de chivo, aunque demasiadas algas y un viento molesto.
Resultado: cero patatero, lo normal últimamente.
Algo pasa, quizá el exceso de embalo, los explosivos, demasiada comida, la aparición de depredadores.
En mi opinión, la flota de bajura ha machacado lo que ha podido, llegando a límites no conocidos hasta ahora.
Como muestra un botón:
Al parecer, en Coruña quedan 3 barcos que no han cambiado aparejos y siguen al embalo.
El otro día descargaron 2 medias cajas de lubina, la más grande de 1 kilo aprox, y unos 300 kg de sargo, el más grande de 500 gr aprox.

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