Vacaciones familiares y pesca ¿misión imposible?
Agosto, mes vacacional por excelencia. Sé que a más de uno le puede parecer incompatible o utópico pasar unos días de vacaciones en familia y practicar la pesca en cualquiera de sus modalidades. En base a mi relativa poca experiencia, doy cuenta a continuación de algunas “estrategias” de índole muy personal, para salir triunfador en este difícil reto.
Cuándo, dónde, cómo.
El principal problema con el que nos encontramos es el de “robar” el menor tiempo posible a la familia (“ir a pescar sin que se note mucho”) En mi caso me veo destinado a practicar la pesca nocturna (surf casting, pesca de chipirones, por ejemplo) o pescar al alba hasta la hora del desayuno (10:00, 11:00 h. a lo sumo) (sargos o lubinas)
No me gusta abusar de las indicaciones que los amigos me puedan dar sobre lugares y puestas. Me gusta descubrir pesqueros por mi cuenta, pero reconozco que unas breves indicaciones sobre las posibilidades de pesca del lugar, algún puesto concreto, etc, nos van a ser de mucha utilidad. Por una parte tendremos un punto de referencia a partir del cual ir ampliando el radio de acción por nosotros mismos, y por otra podremos lograr las primeras capturas, importantes para ganar confianza en un mar, en un tipo de costa y unos escenarios a veces muy diferentes a los que acostumbramos a pescar cuando estamos en casa.
Algunas de las mejores puestas las he descubierto en días de lluvia y viento intensos, cuando la pesca se hacía imposible. Decidía levantarme temprano sabiendo que no iba a poder lanzar la caña, pero 3 horas de visita a caladas nuevas aun sin caña en la mano es tiempo ganado para el futuro. Procuro tener en el coche una libretilla donde apunto referencias muy concretas (distancias, puntos singulares para dar con las entradas y caminos de acceso, etc) porque son fáciles de olvidar, sobre todo si no repites visita a corto plazo. Poco hay tan desesperante como no dar con el sitio a la primera, a la segunda, a la ..... ¡ o perderse por un tojal viendo la mar cerca pero sin saber cómo bajar hasta ella !.Mar imposible, pero hay que aprovechar y buscar "puestas" futuras.....
Muy guapo pero....¿y cómo hago para llegar a los puestos?
- Preparo todos los aperos el día antes. Si puedo, dejo incluso la caña armada. Cebos y artificialesya seleccionados en sus recipientes y cajas, listos para meter en el macuto.
- Habrá que valorar el tiempo empleado en los desplazamientos. Desplazamientos largos implican menos tiempo real de pesca. Si los pesqueros de nuestra zona son interesantes, mejor ir a ellos que no a otros de más renombre pero mucho más alejados.
- Si el día de pesca está claro que no está siendo bueno y no va a cambiar, mejor no insistir. Una retirada a tiempo (y una llegada a casa antes de la hora prevista) resulta muy interesante de cara al “alto mando”. Raro será que en una estancia de 7 á 10 días no se nos de bien alguna mañana, en cuyo caso sí podremos estirar algo más nuestra actividad en el pedrero.
Camping, sol, playa......¡y pesca!
Artes, especies, cebos.
Viajo a Galicia desde hace cinco años, en meses de verano. Con el tiempo he ampliado mi arsenal de pesca “itinerante”, no porque quiera abarcar muchos frentes, sino porque en base a los imprevistos que puedan surgir, tendremos que decantarnos por una u otra especie, una u otra técnica.
Recuerdo mi primer verano en la costa ferrolana; me encontré una fortísima marejada que hacía diminuta mi vara de 9 pies. Tal es así que me vi obligado a comprar una caña de 3,60 y 3 libras, más unos chivos del país, para poder pescar en aquellas condiciones con algo más de posibilidades.
Al año siguiente me llevé la caña de lance para río, acercándome a alguno de los cotos de reo que hay por las cercanías. Si la mar está fuerte, llena de algas o simplemente la marea no coincide bien con el amanecer, me decanto por hacerle una visita al menos una mañana (quizás más si se dan capturas).
Reo con el CD de 5 cm que lo engañó. Ponte do Porto. Camariñas
Otro año quise probar con los calamares. Son una buena opción pues la pesca es siempre nocturna. En mi caso he optado por acudir “al segundo turno” (de 4 o 4:30 de la mañana hasta el amanecer: en Septiembre, sobre las 8:00 de la mañana más o menos). Hay menos gente, no es necesario coger sitio horas antes..... Eso sí, la siesta se hace indispensable para poder recuperarse y volver a intentarlo la madrugada siguiente.
La recolección de cebos vivos y “autóctonos” es garantía de éxito la mayoría de veces. A los críos pequeños (los míos tienen 3 y 5 años) les encanta buscar sapas, quisquillas, cangrejos, etc en el pedrero. Por cierto, muchas sapas las cogemos "a caña": un puntero, trozo de sedal, anzuelo sin muerte y trocito de mejillón o llámpara:
Practicando el noble arte de la pesca de sapas a vara fija
Vida en el pedrero
Hay que marcarlos “de cerca”, enseñarles a moverse despacio, distinguiendo las rocas que agarran de las que resbalan siempre, etc. Pero sin dudarlo, mi familia y yo dedicamos un alto porcentaje de tiempo de playa a recorrer el roquedo. Devolviendo las sapas ovadas, las pequeñas, las que no vayamos a utilizar...¡ y guardando las buenas para que pesque papá !.
¡Es una suerte y espero que no se aburran nunca!
En el momento de la muda
Por último, antes de partir hacia el destino vacacional, procuro no marcarme ambiciosas metas ni espectaculares resultados. Me ayuda a asimilar las siempre escasas horas de pesca en estas condiciones, también los ceros, e incluso los días buenos que podrían ser mejores si tuviésemos más tiempo para nuestros propósitos.
Nada más, gracias por leerme y suerte en vuestras vacaciones familiares y de pesca, recordadlo: ¡no es imposible!.
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