¿TENDRE QUE DEDICARME A LA FOTOGRAFIA?
El lunes y martes pasado hemos ido mi amigo César Lebrato y yo a la zona de Valdoviño, con la intención de pasar dos noches pescando a fondo en la playa que tuviera mejores condiciones y de rapalear en otros momentos del día.
Esta vez no llevamos las cañas de boya, para todo no nos lo daba el día y preferimos centrarnos en la pesca nocturna.
La predicción para la noche del lunes era de claros y nubes, ola de 1,5 m., tp 8 y buena temperatura.
Para la del martes, nubes al 80%, ola de 2 m. (se iba a meter la mar) tp 11 y 17 º.
Pero las predicciones fallaron las dos noches y la mar siguió quedada, llevabamos de cebo sardina en salmuera, americana, tita y cogimos un poco de atómica.
El primer día nos decidimos por Ponzos, podeis ver que rompia algo pero era de mentira, había ocle, mucha corriente y aunque cuando llegamos estabamos solos, se llegaron a juntar ¡16 cañas!
Pensamos que debia haber una sonada o algo parecido, aunque Juan, un conocido de fiar que tenemos en la zona y al que llamamos de vez en cuando para que nos cuente como está el tema, nos dijo que se llevaban sin pescar lubinas entre un mes y mes y medio, que habían sido buenos el mes de marzo y abril, que había muchos xargos, pero nada de lubina.
Sobre las doce o doce y media, el personal empezó a desfilar y a los que pasaron por nuestro puesto les preguntamos y no llevaban nada, se quejaron de que había un parón desde hace tiempo y de poca mar.
A eso de las dos y despues de movernos para evitar el ocle, que seguimos encontrando en todos los puntos que estuvimos, cuando ya estabamos a punto de marchar a otro lado, César sacó una de sobre el kg., pensamos que podia ser bueno el repunte de la bajamar y aguantamos.
Dos horas despues, seguiamos sin haber sentido nada, fue la del empalme, que sirvió para que perdieramos la sesión.
No sacamos nada, pero tal y como se movia la mar, algo podía haber dado, aunque por momentos había rocio y frio y cuando se cubría el cielo, calor y podiamos estar en manga corta.
Nos fuimos a rapalear el alba, aunque César prefirió seguir tirando a fondo por ver si en la hora bruja se colgaba alguna. Yo empecé a tirar cuando aún no se veia y antes de amanecer había prendido dos kileras con un Duo 175 blanco y con los ojos rojos (no sé la referencia) que puse en tierra. Me las prometía muy felices pero no prendí ninguna más, aunque con la claridad me entró otra a un paseante y otra más vino a verme el careto hasta debajo de mis pies y me enseñó el dedo corazón tieso. Sobre las 7 (ya había hasta sol) me atacó a un Gunnis de 10 cm., ghost minnow una preciosidad que podía haberme hecho feliz, le calculo sobre 3 kg., subió con lentitud a la superficie, siguió el señuelo medio metro, le metió el viaje con violencia y ¡¡no se clavó!!, repitió al metro y lo mismo y nunca más la volví a ver, debía estar jugando o tratando de meter miedo al señuelo, perdí la oportunidad de la sesión.
A dormir y a esperar que se moviera la mar.
Despues de dormir, por la tarde del martes, fuimos hasta Campelo a rapalear un rato, mar muerta, transparente, pleamar y solo cogimos una que no llegaba al kg.
Otra vez a preparar los bártulos de fondo y como esperabamos que, según la predicción se moviera la mar por la noche, decidimos ir a Doniños. De camino parecia una escena surrealista: noche cerrada, lloviendo, la carretera desprendiendo vapor, muchas curvas por el interior de bosques profundos, mucho cansancio y el preludio de otro fracaso, la canción "so payaso" de Extremoduro sonando a toda caña para animarnos, muchas ganas y poca leche, escenas ya vividas en tiempos más juveniles, en que los blancos eran el tributo que había que pagar para aprender un poco del arte, ahora, con más juicio, seleccionamos más, pero al fin y al cabo, solo un poco depende de nuestro buen hacer, el resto, por mucho que creamos saber, es aleatorio y a veces inexplicable, principalmente depende de que estén, entonces las pesca hasta mi cuñao Angel, que es un triste, tiene una mano imposibilitada y no lanza ni veinte metros (¿o precisamente por eso?)
Al llegar, nos colocamos en una meseta amplia, muy guapa, entre dos pozos, rompia algo más que la noche anterior, el tiempo fue pasando, llovió, estuvo cubierto, hizo calor, pero las chicas no hicieron acto de presencia, cambiamos de sitio a baberos con más rompiente, no había ocle, ni corriente, ni peces.
Al alba un espectáculo de luz y color, pero no ibamos a eso.
Con el fracaso una reflexión: Si hubieran estado con nosotros el hijo de Dios y el doctor Salmuera (doctor honoris causa por la universidad de Salinas en aprovechamiento de recursos maritímos) (no te mosquees Javier, saludos de un fan desconocido) ¿habrian pescado?
Si fuera así, me cortaría la coleta y me dedicaría a la fotografía, menos mal que, de momento, no puedo comprobarlo y me queda una pequeña esperanza.
Esta vez no llevamos las cañas de boya, para todo no nos lo daba el día y preferimos centrarnos en la pesca nocturna.
La predicción para la noche del lunes era de claros y nubes, ola de 1,5 m., tp 8 y buena temperatura.
Para la del martes, nubes al 80%, ola de 2 m. (se iba a meter la mar) tp 11 y 17 º.
Pero las predicciones fallaron las dos noches y la mar siguió quedada, llevabamos de cebo sardina en salmuera, americana, tita y cogimos un poco de atómica.
El primer día nos decidimos por Ponzos, podeis ver que rompia algo pero era de mentira, había ocle, mucha corriente y aunque cuando llegamos estabamos solos, se llegaron a juntar ¡16 cañas!
Pensamos que debia haber una sonada o algo parecido, aunque Juan, un conocido de fiar que tenemos en la zona y al que llamamos de vez en cuando para que nos cuente como está el tema, nos dijo que se llevaban sin pescar lubinas entre un mes y mes y medio, que habían sido buenos el mes de marzo y abril, que había muchos xargos, pero nada de lubina.
Sobre las doce o doce y media, el personal empezó a desfilar y a los que pasaron por nuestro puesto les preguntamos y no llevaban nada, se quejaron de que había un parón desde hace tiempo y de poca mar.
A eso de las dos y despues de movernos para evitar el ocle, que seguimos encontrando en todos los puntos que estuvimos, cuando ya estabamos a punto de marchar a otro lado, César sacó una de sobre el kg., pensamos que podia ser bueno el repunte de la bajamar y aguantamos.
Dos horas despues, seguiamos sin haber sentido nada, fue la del empalme, que sirvió para que perdieramos la sesión.
No sacamos nada, pero tal y como se movia la mar, algo podía haber dado, aunque por momentos había rocio y frio y cuando se cubría el cielo, calor y podiamos estar en manga corta.
Nos fuimos a rapalear el alba, aunque César prefirió seguir tirando a fondo por ver si en la hora bruja se colgaba alguna. Yo empecé a tirar cuando aún no se veia y antes de amanecer había prendido dos kileras con un Duo 175 blanco y con los ojos rojos (no sé la referencia) que puse en tierra. Me las prometía muy felices pero no prendí ninguna más, aunque con la claridad me entró otra a un paseante y otra más vino a verme el careto hasta debajo de mis pies y me enseñó el dedo corazón tieso. Sobre las 7 (ya había hasta sol) me atacó a un Gunnis de 10 cm., ghost minnow una preciosidad que podía haberme hecho feliz, le calculo sobre 3 kg., subió con lentitud a la superficie, siguió el señuelo medio metro, le metió el viaje con violencia y ¡¡no se clavó!!, repitió al metro y lo mismo y nunca más la volví a ver, debía estar jugando o tratando de meter miedo al señuelo, perdí la oportunidad de la sesión.
A dormir y a esperar que se moviera la mar.
Despues de dormir, por la tarde del martes, fuimos hasta Campelo a rapalear un rato, mar muerta, transparente, pleamar y solo cogimos una que no llegaba al kg.
Otra vez a preparar los bártulos de fondo y como esperabamos que, según la predicción se moviera la mar por la noche, decidimos ir a Doniños. De camino parecia una escena surrealista: noche cerrada, lloviendo, la carretera desprendiendo vapor, muchas curvas por el interior de bosques profundos, mucho cansancio y el preludio de otro fracaso, la canción "so payaso" de Extremoduro sonando a toda caña para animarnos, muchas ganas y poca leche, escenas ya vividas en tiempos más juveniles, en que los blancos eran el tributo que había que pagar para aprender un poco del arte, ahora, con más juicio, seleccionamos más, pero al fin y al cabo, solo un poco depende de nuestro buen hacer, el resto, por mucho que creamos saber, es aleatorio y a veces inexplicable, principalmente depende de que estén, entonces las pesca hasta mi cuñao Angel, que es un triste, tiene una mano imposibilitada y no lanza ni veinte metros (¿o precisamente por eso?)
Al llegar, nos colocamos en una meseta amplia, muy guapa, entre dos pozos, rompia algo más que la noche anterior, el tiempo fue pasando, llovió, estuvo cubierto, hizo calor, pero las chicas no hicieron acto de presencia, cambiamos de sitio a baberos con más rompiente, no había ocle, ni corriente, ni peces.
Al alba un espectáculo de luz y color, pero no ibamos a eso.
Con el fracaso una reflexión: Si hubieran estado con nosotros el hijo de Dios y el doctor Salmuera (doctor honoris causa por la universidad de Salinas en aprovechamiento de recursos maritímos) (no te mosquees Javier, saludos de un fan desconocido) ¿habrian pescado?
Si fuera así, me cortaría la coleta y me dedicaría a la fotografía, menos mal que, de momento, no puedo comprobarlo y me queda una pequeña esperanza.
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